lunes, 28 de octubre de 2013

El hombre del patrón.

Queréis hablar de algo... hablar de hombres que repiten patrones. Patrones venideros de traumas arraigados en almas de niños. Patrones que en su vida repiten otra vez por miedo. El miedo es su sangre. Su único compañero de camino. Su único camino. Proyectado en lo que les rodea. Repetición tras repetición. Copia tras copia. Reflejo tras reflejo. El circo más inmenso jamás conocido. El hombre del patrón. El patrón aprendido para sobrevivir. Para sobrevivir de él mismo. Tóxico. Una vez lejos sientes como te han enquistado el germen. Como te han propulsado a ser el reflejo de los traumas más profundos del ser. Párate a observar como las personas repiten su patrón una y otra vez. Como consiguen el mismo resultado anterior una y otra vez. Como su interior sigue siendo igual de negro con la capa de soledad más terrible jamás vista. La falta de afecto. La falta de aprecio. La incapacidad para amar. La incapacidad para ser amado. La incapacidad para querer dar lo que su interior jamás ha conocido.



Intrusiones