jueves, 14 de enero de 2016

Orandum est ut sit mens sāna in corpore sānō.



Cuando se produce la rotura entre mente y cuerpo, los quebrantos son indomables e insoportables. Sientes como cada vertebra se parte, se retuerce, sientes como cada neurona se evapora y se va por ahí. La separación entre ambas puede ser enorme e insalvable, incurable ante la mirada ciega de tus ojos.

Y, es entonces, cuando eliges equipo, sabiendo que no hay dos, ni tres, ni cuatro, que solo hay uno. Y que ese eres tú. No vale la pena correr y corromper. Aunque como yo… seas de arramblar con todo. Hoy, mi cuerpo, me pide vibrar, me pide tensión y distensión, me pide grietas y pegamento de alto impacto, pero mi mente… mi mente me pide otras cosas.

Me quito un beso de encima… y me doy lo que me pido. Que me sobran pesos por cada poro. 

AMAESO.

Intrusiones